El cuerpo que habitamos: libertad y creación
Si pudiera decir con palabras lo que expresan mis danzas, no tendría razón para bailar
Mary Wigman
Nuestra historia de vida tiene partes que iluminamos tornándolas muy visibles y otras que dejamos en la oscuridad. Jung (1995) denominó “sombras” a estos aspectos no aceptados o no reconocidos de nosotros mismos, a esos fragmentos de historia que preferimos no recordar. Sullivan (1953) los define como el “no-yo oculto en el inconsciente”.
El cuerpo en movimiento a menudo empieza a “iluminar” esas facetas oscuras; la danza y el movimiento despiertan la memoria dormida en nuestras células y nos impulsan a ir en busca de aquellos aspectos relegados por nosotros mismos que muchas veces son fuente de creación. Entonces, a partir de estas “sombras” podemos desplegar las alas de la Creación danzando cada momento de nuestra existencia en profunda conciencia y libertad.
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