El cuerpo que habitamos: imágenes en movimiento
Es posible danzar en el agua, en el aire, en la arcilla y en el aceite!…
El salón quedó dividido en cuatro sectores… cada uno representaba un medio diferente: agua, aire, arcilla y aceite. La consigna fue danzar en cada uno de ellos en el orden y durante el tiempo que desearan. Fue una profunda experiencia que le permitió a cada uno explorar el movimiento y la danza en distintas velocidades, alturas y tiempos… con la riqueza que brinda la imaginación habitando el cuerpo plenamente: es decir ya no es “como si estuviera en…”, ESTOY en el agua y danzo, ESTOY en la arcilla y danzo… y en cada uno descubro el placer de moverme de un modo diferente: más lento, más rápido…con más levedad o con pesadez, arriba y abajo, con distintos ritmos… explorando el mundo que habitamos, que al mismo tiempo nos habita.
Luego de un rato se reunieron en parejas: entonces uno danzó en el aire y otro en el agua, algunos exploraron el aceite y la arcilla, luego cambiaron… fue muy bello ser testigo de las danzas que surgieron y de Eso que llamamos Creación! Este “compartir” desde distintos lugares en un “lugar común” despertó en todos, alegría. Ante todo intuyo que surgió un sentimiento de “ser parte” del descubrimiento compartido, la necesidad de transmitir al otro la propia vivencia y la sensación del cuerpo en movimiento, experimentando en libertad, sin condicionamientos de tiempo y lugar.
Este fragmento de poema nos acompañó antes y durante el taller…. gracias a su autor!