NEWSLETTER 13 – EL PODER QUE LA DANZA OTORGA
by on julio 22, 2015 in Newsletter

El cuerpo que habitamos: fortalezas y resiliencia

 

Baila, como si nadie te estuviera mirando,
Ama, como si nunca te hubieran herido,
Canta, como si nadie te hubiera oído,
Trabaja, como si no necesitases dinero,
Vive, como si el cielo estuviese en la tierra…
 

                                           Jelaluddin Rumi

Cuando las palabras no alcanzan…. el comienzo de una danza diferente

 

21 de julio 1       En tiempos críticos utilizar la palabra como modo de expresión resulta casi imposible o al menos difícil. Los traumas muy grandes como aquellos que surgen en situaciones límites nos dejan sin palabras. Entonces, el movimiento es el único camino… y luego la danza. Esto sucedió por ejemplo en tiempos de post-guerra…. En el año 1945, MARIAN CHACE comienza a desarrollar en el este de los Estados Unidos un programa de Danza para la comunicación. La danza es comunicación nos dice y propone el concepto de empatía kinestésica que se refiere a la posibilidad de reflejar a través de la propia actividad muscular aquello que percibe en el movimiento y en el cuerpo del otro con quien logra una conexión, espejándolo. Chace utiliza técnicas de espejo y sombra (Sandel et al. 1993).

Es interesante destacar a EDITH STEIN como antecesora de Marian Chace en relación con el sentimiento de empatía. Esta autora, nacida en Alemania en el año 1891, recibió una primera formación humanística en su ciudad natal y en el año 1913, la lectura de las obras de Husserl le abre una nueva perspectiva en su orientación objetivista. Se traslada entonces a Gotinga, en donde Husserl enseñaba, a terminar sus cursos universitarios y allí comienza a desarrollar sus investigaciones dentro del marco de la fenomenología trascendental. A comienzos de la Primera Guerra Mundial, Stein presta voluntariamente sus servicios de enfermera en el Hospital de Märisch-Weisskirchen. A través del trato con los enfermos aprendió que los relatos de las propias vivencias son confiables, pero también existen posibilidades de autoengaño que pueden corregirse mediante el conocimiento que los otros tienen acerca de dichas vivencias. Así maduró en ella el tema de su Tesis doctoral –Sobre el problema de la empatía– que presentó en 1916 (Ferrer Santos 2011).

Sin duda, una de las danzas más profundamente vinculadas con el dolor y la necesidad de habitarlo para poder continuar es la Danza Butoh, creada por los maestros japoneses TATSUMI HIJIKATA y KAZUO OHNO en la década del sesenta. Esta danza busca romper con modelos establecidos y se nutre de una poética que conlleva una profunda filosofía de vida dirigida a la esencia del ser humano y su necesidad de expresión. Sus orígenes se encuentran en las antiguas tradiciones folklóricas japonesas (Teatro Kabuky – Teatro Noh) y, al mismo tiempo, tiene influencias de movimientos europeos de la post-guerra tales como el dadaísmo, surrealismo y, especialmente, el expresionismo alemán. Etimológicamente el termino viene de: bu (enterrarse con los pies) y toh (para volar con los brazos); los pies y las manos se puedan juntar, pero por dentro. Se trata de ir a favor y en contra de la gravedad al mismo tiempo, romper con la “belleza”, con la idea del “yo” (Collini 1995; Barba 1998; Ohno, K & Ohno, Y. 2004).

 

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