Lo importante es ese instante único en el movimiento. Darle a ese momento sentido, importancia y vitalidad. No dejar que se desvanezca en vano, sin ser percibido.
Martha Graham
El movimiento libre, la danza que fluye y se expande sin límites! Allí somos y nos expresamos dejando que aquello genuino y propio salga a la luz para dar comienzo a aquello Nuevo en nosotros!
La improvisación es la llave maestra de la creatividad (Nachmanovitch 1990). Como improvisadores podemos captar y rescatar esos flashes que emergen en la vida cotidiana y comenzar a experimentar la creati y el libre juego en un tiempo ordinario, sin esperar lo extraordinario. Somos improvisadores siempre, o podemos serlo, y de este modo desplegamos nuestra más auténtica creatividad en cada momento y en cada experiencia que transitamos y elegimos vivir (Rodríguez 2017, Newsletter 38).
Bradshaw (2015: 342) nos dice que “(…) La creatividad es la gloria del ser humano”. Y agrega: “(…) Crear una vida propia anima a probar nuevas formas de ser… Crear es ser como nuestro creador en el sentido más literal de la palabra; nos da la oportunidad de moldear nuestras vidas como nuestra propia obra de arte y al hacerlo, ayudamos a crear pautas de toda vida humana futura (Bradshaw 2015: 342). La posibilidad de intentar y experimentar nuevos movimientos y formas a través de la danza es una magnífica oportunidad de verdadera creación y re-creación.
Gendlin propuso que (1999: 37), “(…) Toda experiencia y acontecimiento contienen movimientos implícitos posteriores. Toda experiencia puede ir más allá. Bajo la estimulación apropiada, se puede sentir un matiz de la experiencia que es más complejo de lo que podría jamás articularse en palabras o conceptos. Debemos prestar atención a esos matices porque los pasos del cambio surgen de ellos”. La propia experiencia conlleva, de un modo u otro, movimiento. Y en este hecho radica la enorme fuerza del cuerpo en movimiento como expresión de la Vida que fluye a través nuestro (Rodriguez 2017, Newsletter 35), así como también del cambio contínuo y de la propia posibilidad de improvisar y crear.
Si vamos más allá y nos adentramos en esos movimientos implícitos posteriores que pueden surgir de nuestra experiencia, la improvisación despliega nuestra creatividad y, en este sentido, somos creadores, somos dioses dispuestos a construir el mundo en donde deseamos vivir y danzar hoy. Dios juega a través nuestro si así lo deseamos! Y es este un juego sagrado que surge y se despliega en nuestro cuerpo como espacio interior vacío y disponible.