EL COMIENZO Y LA HISTORIA DE UNA DANZA DIFERENTE
Un poco de historia nos permitirá adentrarnos en este modo de expresión, cómo va surgiendo y se desarrolla. Los cambios en la danza comenzaron a gestarse con Isadora Duncan, coreógrafa y bailarina nacida en EEUU, considerada por muchos como la creadora de la danza contemporánea. Duncan se inició en el mundo de la danza desde muy pequeña, a los 11 años de edad en 1889. Dentro de las innovaciones que propuso, se destacan las nuevas tecnologías de iluminación teatral para inspirar formas más naturales de la danza. El cuerpo humano era un instrumento de expresión emocional. Se trataba de una danza alejada de los patrones clásicos conocidos hasta entonces que incorpora puestas en escena y movimientos vinculados con una visión filosófica ligada al expresionismo, incipiente en aquella época, y por lo tanto a una búsqueda de la esencia del arte que solo puede proceder del interior. Isadora Duncan era plenamente consciente de que su estilo suponía una ruptura radical con la danza clásica (Lever 1989).
En el año 1916, Martha Graham comenzó a destacarse como bailarina y luego coreógrafa en los EEUU. La técnica Graham es uno de los principales métodos en la danza moderna, siendo la única que tiene un lenguaje codificado para expresar todo el abanico de emociones. Está basada en los principios de contracción y relajación como camino para liberar emociones, siendo el torso el eje central para expresarlas. Los brazos, manos y piernas se usan entonces para crear imágenes y trasladarse en el espacio. La respiración juega un papel primordial, como así también la relación con el suelo. Los movimientos se enraízan en el suelo, caen al suelo, se impulsan desde el suelo o se sacuden contra el suelo (Graham 1991, 2005).
Continuando este recorrido, en los tiempos de post-guerra, utilizar la palabra como modo de expresión resultaba casi imposible ya que los traumas muy grandes, tales como aquellos que surgen en situaciones límites nos dejan sin palabras. Entonces, el movimiento fue el único camino, el movimiento y luego la danza. Esta fue la idea de Marian Chace al comenzar a desarrollar en el Este de los Estados Unidos su programa de Danza para la comunicación en el año 1945. Propone entonces el concepto de empatía kinestésica, el cual se refiere a la posibilidad de reflejar a través de su propia actividad muscular aquello que percibe en el movimiento y en el cuerpo del otro con quien logra una conexión (Sandel et al. 1993).